"Declaramos,
pronunciamos y definimos que la doctrina que sostiene que
la Santísima Virgen María, en el primer instante
de su concepción, fue por singular gracia y privilegio
de Dios omnipotente en previsión de los méritos
de Cristo Jesús, Salvador del genero humano, preservada
inmune de toda mancha de culpa original, ha sido revelada
por Dios, por tanto, debe ser firme y constantemente creída
por todos los fieles."
Dogma
proclamado por el Papa Pío IX, el 8 de diciembre
de 1854, en la Bula Ineffabilis Deus.
Oración
¡Oh Virgen Inmaculada, en este momento quisiera confiarte especialmente a los
"pequeños" de nuestra ciudad: ante todo a los niños, y especialmente a los que
están gravemente enfermos; a los muchachos pobres y a los que sufren las
consecuencias de situaciones familiares duras! Vela sobre ellos y haz que
sientan, en el afecto y la ayuda de quienes están a su lado, el calor del amor
de Dios.
Te encomiendo, oh María, a los ancianos solos, a los enfermos, a los inmigrantes que encuentran dificultad para integrarse, a las familias que luchan por cuadrar sus cuentas y a las personas que no encuentran trabajo o que han perdido un puesto de trabajo indispensable para seguir adelante.
Enséñanos, María, a ser solidarios con quienes pasan dificultades, a colmar las desigualdades sociales cada vez más grandes; ayúdanos a cultivar un sentido más vivo del bien común, del respeto a lo que es público; impúlsanos a sentir la ciudad —y de modo especial nuestra ciudad de Roma— como patrimonio de todos, y a hacer cada uno, con conciencia y empeño, nuestra parte para construir una sociedad más justa y solidaria.
¡Oh Madre Inmaculada, que eres para todos signo de segura esperanza y de consuelo, haz que nos dejemos atraer por tu pureza inmaculada! Tu belleza —Tota pulchra, cantamos hoy— nos garantiza que es posible la victoria del amor; más aún, que es cierta; nos asegura que la gracia es más fuerte que el pecado y que, por tanto, es posible el rescate de cualquier esclavitud.
Sí, ¡oh María!, tu nos ayudas a creer con más confianza en el bien, a apostar por la gratuidad, por el servicio, por la no violencia, por la fuerza de la verdad; nos estimulas a permanecer despiertos, a no caer en la tentación de evasiones fáciles, a afrontar con valor y responsabilidad la realidad, con sus problemas. Así lo hiciste tú, joven llamada a arriesgarlo todo por la Palabra del Señor.
Sé madre amorosa para nuestros jóvenes, para que tengan el valor de ser "centinelas de la mañana", y da esta virtud a todos los cristianos para que sean alma del mundo en esta época no fácil de la historia.
Virgen Inmaculada, Madre de Dios y Madre nuestra, Salus Populi Romani, ruega por nosotros.
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